sábado, 3 de enero de 2009

Reflexiones

Dicen que al hombre se le mide por su capacidad de aprender.

Y cuando aprende, comienza a ser consciente de que cuanto mas sabe, mas ignora.

Siempre he pensado que es bueno saber de donde venimos, por aquello de que jamás seremos conscientes de saber a donde vamos.

Recuerdo que mi abuela siempre decía, que si un árbol no sabe donde tiene sus raíces, jamás, podrá tocar el cielo con sus ramas.

Cuanta razón tenía

Si fuésemos capaces de recordar quienes somos, que somos, de donde venimos, quien nos precedió, que nos enseñaron sus actos, el mundo sería un lugar más amable, más justo, mucho más feliz.

Desgraciadamente, hasta nos hemos olvidado de Hitler y sus horrores, no hay más que ver telediarios, gente masacrando gente, por todas partes.

La ley del mini genocidio, y la maxi venta de armas, material tecnologico de segunda mano, etc, etc… nos hace olvidarnos de que somos un todo consciente, que crece y crece en la misma medida de nuestra propia estupidez, y todo, por esa abducción que nos atrae y nos perturba, desde el magico triangulo que forman, dinero, sexo y poder.

Quizá algún día, dejemos de creernos exclusivos e individuales, incluso eternos.

Como si fuésemos la Biblia en verso, que evoluciono de la materia, dando lugar a estas unidades de carbono, que pueblan la piel de un planeta castigado, dolorido y lleno de dramas individuales, que terminan afectando a la colectividad.

Cuando realmente, somos materia finita, conscientemente inconsciente, intuitiva, proverbial, promiscua, insolente, pero siempre finita.

Que fácil es, aprender de lo que vemos, pero que difícil comprender lo que sentimos.

A veces, cuesta tanto mirar dentro, observar, profundizar, remover, desde esa atalaya que otorga la conciencia.

Y todo por que duele conocer, conocerse, comprender, comprenderse y es tan duro llorar.

Quien no ha mirado un instante los suburbios de su alma, y ha salido pitando como un tren.

No nos gustamos, por que somos aquello que nos dejan, los mimos de una vida que no es nuestra.

Marionetas de un destino, que al final, acaba siendo el juez de lo que sientes.


No hay comentarios: